Tiempos nuevos

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Buenos días querida Aladería. Qué ejercicio de edición de memoria tan agudo está poniendo frente a los ojos del documental la coyuntura de esta historia. Antes de tener tiempo de pensar, decantar y lanzar al mundo nuestra visión de algún proceso, ya han llenado nuestros ojos –y sentidos- con relatos amañados a intereses definidos. El tiempo en que vivimos nos muestra su nueva faceta. La inmediatez de un monstruo que como una medusa con mil ojos, no solo mira la realidad, sino que lanza telas de arañas y teje odios o fantasías, alimenta con veneno o escupe su contra a carcajadas, o da pistas inocentes, o maliciosas o, como algún día creímos, visiones objetivas. Vivimos la panacea de los tsunamis informativos. La comunicación histérica y convulsa. Ya no recibimos pacientes imágenes testigos de acontecimientos, fragmentos de realidad mediados por unidades de sentido reflexionadas y sensatas. El celular en nuestra mano es el aposento de todos los terremotos vitales. En su pantalla, ante nuestros ojos, se reproducen, manipuladas, las infinitas sacudidas por segundo de unos dramas que en el fondo no son más que los gritos de una existencia maltratada.

Colegas ¿cómo encontrar la pausa en esta orgía de la desmesura? ¿Será posible? ¿Sería útil? ¿Sería posible accionar con otra medida del tiempo en esta encrucijada? En medio del desconcierto no hago más que cuestionar mi encierro pandémico e impotencia, y me provoca llamar a cada colega a preguntarle ingenuamente ¿Cuál es el papel del oficio que hemos escogido?

Diego García Moreno.